Un día me acordé de un himno a San Juan Bautista de donde se supone que sacaron los nombres de las notas musicales (do re mi fa sol la si). Me acordé también de la fugaz pero bonita experiencia que había tenido con el canto gregoriano y dije "voy a grabarlo, hacerle una foto y hacer un vídeo de YouTube con esto." Pim, pam, hecho.😎 Lo grabé cantándolo tal y como como lo recordaba, poniendo en la grabación una sonoridad como de iglesia grande. ⛪ (➡Curiosidad: una de las cosas chulas de cantar gregoriano en una iglesia es que la última nota casi no la tienes que cantar, porque te la devuelve la reverberación del lugar. ¡Mágico! 😎✨) Al cabo de un tiempo, entré por casualidad en el canal y... el video tenía más de 100.000 reproducciones 🤷♂️😮 Eché un ojo a los comentarios y a las estadísticas del video porque no entendía el motivo. Resulta que se empezó a usar como material educativo en escuelas de secundaria como muestra de lo que era el canto gregoriano, o al explicar el origen del nombre de las notas... En los comentarios los alumnos se saludan entre ellos, se cachondean... se lamentan de que tienen que aprender "eso" en clase... 😂 Y resulta que: 1️⃣ Como lo canté tal y como lo recordaba, hay dos pequeñas variaciones respecto al manuscrito original, que me señalan regularmente profesores, músicos y profesionales en los comentarios del video (gracias). Como no lo grabé con la idea (para nada) de que sirviera como material educativo, no busqué el tetragrama original para cantarlo. 2️⃣ Aunque se atribuye el origen de la notación musical moderna a Guido d'Arezzo, anteriormente, en un periodo de contribuciones islámicas en la Europa medieval, el monje benedictino Pablo el Diácono (720-800), que compuso el himno, puso en la sílaba inicial de cada verso el nombre árabe de las notas, aunque utilizando como nota inicial el do, al que rebautizó ut. Esto también se menciona en estudios históricos posteriores: los nombres de las notas pudieron haber derivado de las sílabas del sistema árabe durr-i-mufassal (‘perlas separadas’). Lo cuento con más detalle en la descripción del video, y si queréis más información... ¡wikipedia y google!😄 🎧Ahora lo he querido subir a las tiendas digitales (Spotify, Apple Music, etc), pero no aceptaban una canción de menos de 60 segundos, y me sugerían grabar algunos temas más y publicarlo como disco: si la media de la duración de todas las canciones es de más de 60 segundos, sí que lo permiten. 🎵Abrí la caja de partituras de canto coral para pescar dos o tres canciones más para grabar, y así poderlo publicar. En dos de ellas básicamente disfruto improvisando melodías. Aviso que están tal cual salieron, sin pulir, sin afinación convencional. Las podéis escuchar a continuación del video del Ut queant laxis:
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Recuerdo las primeras veces que nos juntábamos en casa de la familia de algún amigo. Dormíamos amontonados en el suelo en un saco de dormir. Alguien se había traído un radiocassette y escuchábamos nuestras cintas favoritas, que metíamos y sacábamos del aparato según alguien se quejaba o pedía: "¡quita esa basura!", "¡pon esta que es una pasada!". Al final lo que importaba era que sonara siempre música. Podía sonar cualquier cosa, de cualquier estilo, en cualquier idioma. Y alternarse sin problema con otra que no tenía nada que ver. Preguntabas: "¿cuáles son tus favoritos?" y te respondía: "Lluís Llach y Metallica". Pues vale. Crecí escuchando música variada en casa. Más la muy variada que echaban en la TV, radio, películas, publicidad... Grababa a menudo en cassettes mis programas favoritos de la radio. Luego con los amigos y en los grupos con quien toqué, igual. Barcelona, Hospitalet, Cornellà... eran un hervidero de grupos de música que casi vivíamos en los locales de ensayo. Pocos no tenían sofá y nevera. Pasábamos a saludar a unos colegas de un local y luego pasaban a saludarnos a nosotros.
Pasearte entre los locales era una orgía sónica ( y visual, y olfativa). A menudo no estaban insonorizados y la mezcla era un festival. Si no te podías concentrar... pues te marchabas y volvías en otro momento. Iba con la bici cargado con una mochila a un local a probar mis cosas, a tocar, a improvisar. Un día me escucharon un grupo vecino que querían cambiar el sonido de la banda añadiendo teclados. Heavy metal. No lo tenía claro pero se veían buena gente, tocaban super bien... dije voy a probar. Con el tiempo y después de algunas actuaciones, grabamos unos temas fantásticos, que no se llegaron a publicar y espero poderlo hacer algún día :) También, entre otras cosas, cantaba en un coro del barrio donde vivía... y llegué a cantar canto gregoriano. Sí, al mismo tiempo que tocaba heavy metal 👍 En ese tiempo trabajaba en varias cosas y daba clases de música (iba justillo), cuando un colega de un grupo vecino que hacían Death Metal o algo parecido me ofreció trabajar en un conjunto que tocaba en fiestas y bailes. Y ya llevo 18 años... pero nunca dejé de componer. Y sigo componiendo. |
HolaJoan Anton Mateu. Archivos
Marzo 2022
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